¿Tiene base científica la numerología?

Una reflexión personal sobre cómo uso esta herramienta en mi trabajo

Esta pregunta me la han hecho muchas veces. Y la verdad es que no, la numerología no tiene base científica. No está validada por estudios empíricos, ni forma parte de las disciplinas reconocidas por la ciencia oficial. No hay evidencia que demuestre que los números tengan un impacto objetivo sobre nuestra vida, personalidad o decisiones.

Dicho esto, yo no utilizo la numerología como una ciencia, ni pretendo que lo sea. Para mí es una herramienta simbólica, un lenguaje que ayuda a mirar hacia dentro, a ordenar ideas, a encontrar patrones, a poner nombre a cosas que a veces sentimos pero no sabemos explicar. No me interesa usarla para predecir el futuro ni para decirle a nadie cómo tiene que vivir. Me interesa porque abre preguntas, y porque a muchas personas les permite conectar con aspectos de sí mismas que no estaban viendo.

¿Entonces por qué la uso?

Trabajo también con herramientas más estructuradas, con formación en psicopedagogía, inteligencia emocional y procesos de acompañamiento. Pero en mi experiencia, hay momentos en los que lo simbólico tiene una fuerza especial. No porque tenga pruebas científicas detrás, sino porque resuena, porque despierta algo, porque da sentido. Y cuando una herramienta, sea del tipo que sea, nos ayuda a entendernos mejor y a tomar decisiones más coherentes, ya está cumpliendo una función valiosa.

A veces me encuentro con personas muy racionales que me dicen: “No creo en esto, pero todo lo que me has dicho tiene sentido”. Otras veces, lo que aparece en la lectura les pone palabras a cosas que ya venían sintiendo, y les da permiso para hacer cambios que antes no se atrevían a hacer. Para mí, ahí está el valor. No en convencer a nadie de nada, sino en facilitar claridad y movimiento.

Una herramienta más, no una verdad absoluta

No creo en fórmulas mágicas, ni en gurús, ni en discursos cerrados. Tampoco necesito que todo esté validado por un laboratorio para saber que puede ser útil. Creo en el poder de hacernos preguntas, de mirar dentro, de comprendernos mejor. Y si un número, un símbolo o una conversación puede ser el inicio de ese camino, entonces tiene sentido utilizarlo.

Entiendo perfectamente que no es un enfoque para todo el mundo. Y no pasa nada. Cada persona tiene su manera de mirar la vida. La mía incluye herramientas que cruzan lo pedagógico, lo emocional y lo simbólico, siempre con respeto y con los pies en la tierra. No se trata de creer o no creer, sino de estar abiertos a explorar.

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