Entender las transiciones: cuando la vida te cambia el paso

Hay momentos en los que la vida deja de sonar como siempre. Lo que antes te motivaba ya no lo hace. Las rutinas que antes sostenías se vuelven pesadas. Algo se mueve dentro… aunque no siempre sepas qué es.
A eso le llamamos transición. No es una crisis repentina, ni un cambio con fecha y hora. Es un proceso. Un tiempo intermedio en el que una etapa se va cerrando y la siguiente aún no está clara. Y aunque a veces llega por decisión propia, muchas otras veces se presenta sin avisar: una ruptura, una pérdida, una maternidad, un cambio de trabajo, una edad que marca un “ya no soy quien era”.
Las transiciones no son el problema. El problema es no saber que estás en una.
Muchas personas llegan a Inherentia sintiéndose bloqueadas, confundidas o desmotivadas. No saben si lo que les pasa es “grave” o si están exagerando. Pero al escuchar su historia, lo que aparece no es un desorden emocional o una falta de voluntad: es una transición no nombrada.
Y nombrar lo que estás viviendo cambia todo.
Porque si entiendes que estás en un proceso de transición, puedes darte permiso para no tenerlo todo claro. Puedes dejar de exigirte seguir como siempre. Puedes empezar a tratarte con más comprensión y con menos presión.
¿Cómo saber si estás en una transición?
Las transiciones no siempre son visibles desde fuera, pero dentro suelen sentirse así:
Te cuesta conectar con la persona que fuiste, pero aún no sabes quién estás siendo ahora.
Tienes una sensación de “tierra removida”: todo está en movimiento, pero no sabes hacia dónde.
Lo que antes funcionaba ya no funciona (pareja, trabajo, amistades…), pero no sabes qué viene después.
Estás más sensible, más cansado/a o más irritable sin motivo aparente.
Tienes la intuición de que “algo está cambiando”, aunque no puedas explicarlo del todo.
Acompañar transiciones: sostener lo que se va, abrir lo que llega
Una transición no se trata de saltar rápido a lo nuevo, ni de “superar” la incomodidad. Se trata de transitar. De poder sostener el no saber. De aprender a estar en el mientras tanto. De mirar lo que duele, sin quedarte atrapado/a en ello.
En Inherentia, acompaño estas etapas con estructura y presencia. No para darte respuestas rápidas, sino para ayudarte a entender lo que estás viviendo, ordenar lo que sientes y empezar a construir desde un lugar más auténtico. Porque todo cambio importante comienza con una pausa honesta.
Y si estás ahí —entre lo que fuiste y lo que aún no sabes que puedes ser—, que sepas que no estás solo/a. Estás en transición. Y eso, aunque duela, también es una oportunidad.